miércoles, mayo 27, 2015

ESTRAGOS

No paro de pensar en cuando era adicta a la tristeza si es que era eso, cuando no podía dejar de meterme chingadera y media por la nariz, por la boca, por la vagina y hasta por las venas, me gustaba más estar así que ahora que me aburro tanto, antes al menos me hacían compañía todas esas voces, todos esos malos pensamientos, que después de todo eran más entretenidos que los de ahora; me gusto más cuando soy gris, cuando disfruto los días lluviosos frente a la computadora con letras que se encogen frente a mi, con un cigarro en la mano que quizás me provoque ansiedad, con escalofríos porque no me siento a gusto pero con la seguridad de que estoy siendo yo, con todos mis fantasmas, con todos mis demonios y mis ángeles sentados en línea recta detrás de mi, esperando que les dediqe una mirada de complicidad.
Extraño las noches en las que no podía dejar de escribir, los días en los que no podía parar de pensar, las tardes en las que no quería llegar y sentía esa necesidad de seguir y todas esas servilletas que llenaba de frases, de mi necesidad de sacar todo lo que no podía contener... 
Extraño no tener que provocarme un día gris por que tenía la oscuridad a flor de piel, se me escurría la vida por las uñas y regresaba a mi en forma de letras, en forma de más ideas y noches de insomnio, de felicidad, eso era felicidad.

1 comentario:

Boris dijo...

Buenísimo también !!!!!!