
Cierta noche, en el ocaso de mis pensamientos, una voz se acerco a mi, bailando en plena oscuridad, inundando mi lugar de recuerdos musicales me tomó y comenzamos a danzar.
Avanzamos hasta el crepúsculo mismo y continuamos hasta ese lugar de sentimientos extraños, donde confundes y fundes todo discernimiento, donde las gotas ruedan por debajo de tu piel y la corriente te lleva a lugares impenetrables, reminiscencias de vidas pasadas.
Estando ahí, personajes insólitos empezaron a rodearme, emprendieron un susurro a mis espaldas, hablaban del tiempo y la realidad en parámetros que yo desconocía y discutían ideas que no podía comprender. Uno de aquellos seres se acercó y dirigió a mi una mirada tan elocuente que sentí derretirme en ese mismo instante, sus ojos no eran mas que dos canicas de cristal por donde pude ver el cielo de Urano y conocer el origen de mis propios sentimientos. Tranquilamente, mientras yo yacía en un hemisferio de imágenes tan ácidas tratando ilusamente de aspirar un poco de ese polvo de sabiduría, él se aproximó y me tendió la mano para sacarme de ese lago caustico.
-eres tu- musitó mientras yo infructuosamente me daba a la tarea de encontrar labios en su rostro – te conocí en sueños, y ahora estás frente a mi – y se esfumó mientras me hundía en un mar de confusión.
Me encontré tiempo después vagando en un entorno inexplorado, inhalando aromas del pasado, envuelta en una burbuja de humo y sin la voz que me había sacado a bailar en la penumbra de mi alcoba. Caminé flotando y percibí una respuesta en el aire, pero las contestaciones sin cuestiones no montan nada en esta existencia ilegítima y así continué por un período que no sé cuanto perduró, solo recuerdo haber estado tan agobiada que hubiera muerto si no te hubiera encontrado a ti, si esa charla que ahora sobresale en mi memoria no se hubiera suscitado.
Remotamente, en el horizonte de una iconografía de ocasión vi surgir una reflexión y supe, de inmediato y no se como, que había llegado al lugar del que susurraban aquellos seres ficticios que conocí en alguna otra pintura de esta decadente realidad.
Encontré entonces inmoderadas cuestiones y solo un aliento se aproximó para revelarme el paso de las ideas por este hemisferio derecho.
Mis labios iniciaron entonces una degustación de expresiones en tonos inusitados hasta ese instante, y con los ojos fijos en algún punto del universo no pude contener lo que manaba desde lo más profundo de mi ser, mencionando el umbral de los sueños y el mundo de las ideas, la ingravidez de las palabras, el peso de la muerte y la abstracción de lo perenne, hablé, con la misma emoción, de la coexistencia en una realidad alterna y de la causalidad de tan encantadora alucinación. Callé después cuando mi boca estuvo seca e hice antesala a tus palabras, como la amante que se aproxima al éxtasis para saciar su pasión y pregunté con lágrimas en los ojos: ¿es que acaso yo he estado aquí antes, porqué siento tu existencia tan cercana a la mía?
Y aunque no fui capaz de reconocer el trazo de tu sombra sobre la tierra en donde mis recuerdos empezaban a echar raíces, la voz que escuché ahí jamás saldrá de mi ser: - Tu y yo hemos estado juntos desde antes de que el tiempo tomara sentido, hemos participado de las mismas experiencias y eclipsado nuestros cuerpos antes siquiera de que la casualidad tomara tan insoportable trivialidad. En sueños me has contemplado y te he hablado para dejarte conocer secretos capaces de borrar la coherencia de cualquier percepción si no se revelaran solamente en sueños, en esta realidad que designas, donde vienes para embriagarte con estas alucinaciones tan reales e imperecederas con las que ahora nos deleitamos mientras esa otra parte visible de ti, lo que es llamado cuerpo, se ha quedado en la realidad que le concierne.-
Y cuando pensé que no podrías elevarme más, tus palabras prosiguieron y matizaron hasta el último centímetro del lienzo en el que se había convertido mi alma y oí:
- Tu, ahora ya no eres un segmento, una extensión más, porque has logrado hacer un viaje de mil leguas para conocer el principio de tus sueños y acariciar la imagen auditiva de la voz con la que bailas cada noche, tu has ascendido y ahora estás lista para sucumbir, porque el existir de la manera en que lo has hecho solo fue el preludio de la vida que te ha estado esperando desde la era en que la ideaste así… -
…y entonces fue ahí cuando inició la revolución de mis ideas, cuando perdí todo razonamiento y vi como cada parte de mi se fundía con el universo, cuando el éxtasis que había estado esperando llegó a mi encuentro y yo sucumbí a él explotando de placer… me dejé extinguir, sin importarme nada más que perecer, antes de que la realidad resentida por mi repentino éxodo me despojara de mi derecho a existir.
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