Está bien culero que un día te llegue un mensaje que diga "ya la desconectaron" y signifique que acaban de desconectar de la vida a una de tus amigas de la prepa, una con la que quizás nunca fuiste la más intima, pero fuiste a su casa una y otra vez, conviviste con su familia, comiste en su mesa, te dejó dormir en la cama de sus papás, con tu novio, un día que los dos (o todos dentro de esa casa) estaban hasta el culo de drogas, de alcohol y de amor. Probaste el primer LSD de tu vida en su azotea, viendo el amanecer, escuchando música, cantando, riendo, enamorándote de la vida. Una y otra vez.
Nunca fuimos las mejores amigas pero cantábamos las mismas canciones, fumábamos del mismo cigarro, nos brincábamos las mismas clases, nos reíamos de lo mismo, a veces. Ella, yo, y todo el grupito que se había formado alrededor de ella. Porque si había alguien que atraía gente, era ella. Era escandalosa con su risa, con su forma de hablar; era honesta hasta poder llegar a ser molesta; era cautivante y no le tenia respeto a nadie, más que a sus papás; y aunque su manera de ser a veces te alejaba, en el fondo era buena amiga; pero sobre todo, era la forma en la que se protegía. En su casa era otra. Nunca fuimos las mejores amigas pero la llegué a conocer.
Nunca esperas que alguien con tanta vida tenga una final tan trágico. Que alguien con tanta vida tenga que ser desconectada. Nunca esperas que te vaya a afectar tanto que sientas un vacío de pronto, como si te hubieran arrancado un pedazo de ti, de tus memorias. Nunca fuimos las mejores amigas y hace tanto que no nos veíamos. ¿Se habría acordado de mi en sus últimos años de vida? Habría recordado que yo estaba ahí aquella madrugada de sábado, o era viernes, o quizás domingo. Que estuve ahí muchas veces, en su vida, y ella en la mía.
Esa noche en la cama de sus papás mi novio de entonces me dijo una frase que jamas he podido olvidar y me contó un cuento para que la entendiera. "Te quiero más que a la sal". No era cierto, por supuesto, eran las drogas que te hacen sentir amor infinito por todo el mundo. O quizás sí lo era, en ese preciso instante lo fue. Me quedé dormida mientras él me veía. En otra ocasión, otra amiga se abrió la frente en su baño. Ja. Pasamos toda una vida en su casa. Toda una vida. Y ahora falta una dentro de esta historia.
¿Se sentirá así cada que alguien muere y este sentimiento solo se intensifica según el lazo que te une a esa persona? Me aterra tener que averiguarlo. Creo que he desbloqueado un nuevo estado de duelo, uno muy solitario y oscuro, y al tiempo egoísta (?), uno que te drena en silencio y te carcome las memorias, el corazón; y te muerde todas tus vidas pasadas en eco.
Nunca fuimos las mejores amigas, pero estás en algunos de mis mejores recuerdos.